El mundo de los títeres: Mobarak



Mobarak es un pequeño héroe popular que representa en la cultura iraní lo que Pulchinela en la italiana. Un personaje poco conocido en Europa y que comparte con la máscara napolitana muchas de sus características.
Ambos hablan con la lengüeta y ambos son la expresión de un espíritu individualista y libertario, con grandes dosis de picaresca y sin miedo a la procacidad. Ambos van dirigidos también a un público popular de plaza, compuesto de mayores y chicos, aunque en la actualidad, como suele suceder con estos héroes antiguos, se los tiende a relegar al público infantil.
Sorprende su extraordinaria vitalidad.  Al contrario del tradicional títere de guante,  Mobarak es una marioneta de pequeñas dimensiones manipulada con hilos desde un pequeño teatrillo que oculta en su parte de arriba al manipulador. Lleva un sombrero parecido al fez turco, y curiosamente tiene la cara negra. El vestido y el sombrero son rojos. A su lado, dos músicos con un tambor y una flauta acompañan la acción con pequeñas interpelaciones al personaje.



La importancia que los modernos titiriteros iraníes dan a Mobarak se refleja en el mismo nombre del festival de marionetas de Teherán, llamado precisamente Mobarak International Puppet Theater Festival, y que se celebra en el mes de agosto.  Ahora los titiriteros representan a Mobarak con distintas técnicas del teatro de títeres, como es lógico que suceda cuando un personaje del pasado es llevado al presente y tratado desde perspectivas de actualidad.
Hoy, el espíritu de Mobarak se ha encarnado en una gran parte de la población iraní que, sin miedo alguno, ha salido a la calle para afirmar su dignidad y exigir la anulación del colosal fraude con el que el régimen los ha querido engatusar. En vez de la lengüeta, la voz sumada –o el silencio a veces – de miles y miles de personas que reclaman lo que es suyo: el voto y la dignidad. El sudor y el humo de los disparos les cubre de negro la cara, como Mobarak, y el vestido rojo del personaje es el bermellón trágico de la sangre derramada estos días.
Se dice que Pulchinela, nacido en el Renacimiento, representaba el espíritu libertario e individualista que en la época empezaba a implantarse en las ciudades italianas. Un espíritu que no tardaría en expandirse por toda Europa, como lo hizo la famosa máscara napolitana, a modo de jocoso mascarón de proa de las libertades, desdoblándose en sus primos y hermanos (Polichinelle, Punch, Don Cristóbal, Petrushka, Lazlo…). Hoy, este espíritu, eterno e inquietantemente vivo, al que la sociedad de consumo ha intentado con bastante éxito domesticar, renace ya no en simples individuos sino en poblaciones enteras, consciente de que los poderes no pueden con el anonimato de la calle.
En efecto, Mobarak muere y revive en la lucha iraní por nuevos espacios de libertad. Como titiriteros que somos, cabe desearle larga vida y éxito en sus renovadas aventuras.

(Esta nota fue realizada con información extraída de www.titerenet.com. Del texto de  Toni Rumbau. Fotografía de Giorgio Cossu)
 

Laura Ferrarotti
saucevioleta@yahoo.com.ar

*Imágenes tomadas de la web
**Texto editado según bibliografía propia y textos de la web.

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