Los títeres en japón: Bunraku



El Bunraku es una vieja tradición teatral japonesa. Su nombre deriva de Uemura Bunrakuken (1737-1810), director que pudo mantener la única compañía profesional durante la época de crisis.
El Bunraku consta de tres elementos. La manipulación de los títeres, el narrador (Tayu) y el intérprete de Samisén (instrumento de cuerda).

Desde la antigüedad existían en Japón manipuladores de títeres y a ese arte se le conocía como Ningyo Ayatsuri (significa “manipulación de títeres”). 

Al mismo tiempo que estos titiriteros desarrollaban funciones en distintos lugares de la región, también se sabía de la existencia de trovadores que inicialmente eran monjes errantes que siendo ciegos crearon una forma de narrar de tipo religiosa conocida como Mosobiwa.

Luego con la aparición del gobierno samurai se ponen de moda historias épicas sobre grandes batallas y guerreros. Allí surge un estilo conocido como Heikebiwa, nombre que deriva de las crónicas de Heike, un clan poderoso que existió en Japón cerca del comienzo de la época medieval.

Finalizando el siglo XVI, estos dos estilos de arte teatral y narrativo se unen dando comienzo a un nuevo período en la historia del teatro de títeres. Encuentran la base de su desarrollo en los barrios que se encontraban en las ciudades-puerto que eran creadas para generar las corrientes comerciales que llegaban a occidente.



Una de las primeras modificaciones que surgen al comienzo es el reemplazo del laúd Biwa por el Samisén que fue traído de China y se prefería por poseer mayor volumen.

También aparece un narrador, Takemoto Gidayu (1651-1714) quien modifica la técnica y se hace tan famoso que en la actualidad se sigue utilizando su nombre para designar a este arte: Gidayubushi.
Hacia 1703 se abre otro teatro más aparte del pionero Gidayu, por la iniciativa de un alumno.
Se inicia una fuerte competencia entre estos dos teatros generando muchos cambios y un rápido desarrollo en el teatro de títeres.

Los títeres hasta ese momento eran básicamente manipulados por un solo titiritero, lo cual se modificó llegando a ser los que hoy en día conocemos.

Los títeres para papeles principales son generalmente manipulados por tres maestros. El primero de ellos maneja la cabeza y brazo derecho del muñeco, el segundo el brazo izquierdo y el tercero se encarga de las piernas. Ser maestro era considerado un auténtico honor y para ello se necesitan al menos 10 años de aprendizaje. Sólo el maestro es visible en la representación y los ayudantes se visten de negro y utilizan capuchas que cubren el rostro.

Los muñecos son tallados en madera, de cerca de un metro de alto. La vestimenta es extraordinaria y es confeccionada teniendo en cuenta el más mínimo detalle.

Las cabezas de los títeres son conocidas como Kashira. Algunas son muy sofisticadas y pueden mover detalles del rostro como ojos, cejas y labios. Los títeres llegan a tener movimientos muy reales viéndose en algunos casos incluso el movimiento de respiración.

La narración esta a cargo de Tayu, quien se encarga de relatar lo que va a suceder en cada escena y de hacer las voces de todos los personajes. La posición de Tayu esta a la vista de los espectadores, en una plataforma.
La música esta a cargo del intérprete de Samisén y del conjunto Geza. Contrariamente a Tayu, este no está a la vista del público. Está integrado por instrumentos de percusión y flautas.

Laura Ferrarotti
saucevioleta@yahoo.com.ar

*Imágenes tomadas de la web
**Texto editado según bibliografía propia y textos de la web.

 

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